Los historiadores reivindican que los antepasados del percherón fueron unos animales pequeños, robustos y potentes criados en la provincia de Perche, en el norte de Francia, para servir a los caballeros medievales en la batalla. Es posible que estos caballos recibieran una infusión de sangre árabe de los sementales abandonados por el ejército islámico durante la derrota en la batalla de Poitiers, en el año 732. La influencia árabe en el percherón le ha aportado unos aires extraordinariamente fluidos en un caballo de tiro pesado. El caballo Percherón destaca por tener la cabeza elegante que se amplía entre los ojos, tienen una gran cola larga y muy espesa y un torso robusto, sus patas son cortas pero muy fuertes y están dotadas de unos cascos muy duros. Son resistentes a la mayoría de tipos de condiciones climáticas y si se les transporta a otros climas se adaptan con facilidad y rapidez.
Su alzada va desde 1,50 a 1,62 que pueden medir las yeguas, hasta 1,70 que pueden llegar a alcanzar los machos. Por lo general suelen ser de capa torda o castaño oscuro. A esta raza se la conoce por su buen carácter, su docilidad y su espíritu trabajador. Tienen fuerza y son rápidos es sus movimientos. Las tareas que se suelen encomendar es el tiro, la agricultura el transporte y la crianza.
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